sábado, 4 de abril de 2020

Día 20


Llueve


Llueve lluvia,
llora el hombre,
ríe la tierra,
por fin en tregua.

Esparce a la par
luz y tinieblas.
peste y salud,
alimento y aliento.

Erosiona esa piedra latente
que terca ahí permanece,
granítica y dura,
babilónica, crónica.
que observa con ignorancia,
este esperpento dantesco,
creado con la arrogancia
de su rígido armazón rocambolesco.

Una danza en cortejo
presagia un final incierto,
sones de música lejana
no preludian un buen concierto.

Llueve igual para todos.
Levanta lodos resecos,
traga tapias de cemento,
se cierne por grietas de deshechos.

Llueve sobre mojado,
sobre tierra infectada,
sobre roca sorda y ciega,
que nunca recibe a tiempo
dádivas regaladas.

Llueve a lamento,
a corazón deshojado,
a soberbia de acero,
a intereses callados.

Llueve y llueve,
en regiones desiertas.
Llueven balas de tos
y de lágrimas secas.

Llueve en arroyos
ya encharcados por el lodo.
Y en pantanos inundados
de vástagos y nieblas espesas.

Llueve cuerpos calientes,
mojados bajo la tierra,
sin arrope que les cubra
ni despida de esta tragedia.

Llueve.

Y llueve sobre los escombros,
llueve aire de pulmón fatigado
que intenta respirar acompañado.
Corazón desgarrado.

Llueve esperanza,
llueve café, llueve sol,
llueve pan, llueve contracorriente.
Llueven acordes, letras, y música,
llueven canciones, aplausos y guantes,
que se destilan en mi cara,
sobre la tibia máscara aberrante.

Llueve en mi higuera perdida,
en mi huerto abandonado.
Llueve en mi casa,
y en mi ventana salpicada de barro.

Llueven semillas de encinas perdidas,
llueven sonrisas y risas bandidas.
llueve sobre un cielo limpio,
que regala destellos de alba, y vestigios
de un ayer del que solo quedan resquicios.

Llueve y debe oler a incólume,
a vida remontada.
A sábanas blancas y a lilas moradas,
a lavanda y a romero,
A flores abiertas,
a pasión descerebrada,

Pero yo no acierto a olerlos.

Llueve y se moja mi cara.
Llueve y empieza el mañana.

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MDM
02-04-2020
Día 20 de la cuarentena